martes, 30 de diciembre de 2014

Laocoonte y su influencia en la Capilla Sixtina, de Miguel Algel

Serpiente de bronce


Autor: Miguel Angel
Fecha: 1509
Museo: Capilla Sixtina
Características:
Estilo: Renacimiento Italiano
Material: Fresco
Copyright: (C) ARTEHISTORIA

Serpiente de bronce

Comentario
En esta pechina de la Capilla Sixtina se recoge la historia bíblica (Números, XXI) de la Serpiente de bronce. Desanimado en su marcha por el desierto de Transjordania, el pueblo israelita "habló contra Dios y contra Moisés" lo que provocó la ira divina y el castigo en forma de plaga de serpientes que picaban mortalmente. El arrepentimiento de los hebreos motivó la ejecución de una serpiente de bronce que por mandato de Yavé colgaron de un árbol; todo aquel que había sido picado por las serpientes se curaba al mirar a la de bronce. En este episodio se ha querido ver una prefiguración de la cruz que cura a quien la contempla, refiriéndose alegóricamente a los herejes que intentan convertirse.Miguel Ángel nos ofrece un momento de máxima tensión a través de poderosas figuras escorzadas que preludian el Infierno del Juicio Final, mostrando un intenso movimiento en todas ellas. Los personajes de la zona derecha se retuercen de dolor, intentando quitar los reptiles de sus cuerpos mientras que en la zona izquierda encontramos a los que dirigen su mirada a la serpiente de bronce colgada en el árbol. Las figuras están inspiradas en esculturas clásicas, concretamente el grupo del Laoconte, exhibiendo sus potentes anatomías a través de sus cuerpos desnudos o de sus ceñidos vestidos, creándose una intensidad dramática difícilmente superable. La potencia de la escena no está reñida con una acertada distribución del color y la luz, intensificando aun más el momento gracias a los juegos de claroscuro.

Laocoonte y su influencia en El Greco

Laocoonte (El Greco)

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a: navegación, búsqueda
El Greco (Domenikos Theotokopoulos) - Laocoön - Google Art Project.jpg
Laocoonte
El Greco, 1609
Óleo sobre lienzo • Manierismo
137 cm × 172 cm
Galería Nacional de Arte (Washington), Flag of the United States.svg Estados Unidos
Laocoonte es una obra de El Greco, realizada en 1609 durante su último período toledano. Se conserva en la Galería Nacional de Arte de Washington.

Análisis[editar]

Es una de las pocas obras mitológicas de El Greco, quien era eminentemente un pintor religioso. Aquí representa la historia y el castigo de Laocoonte a manos del dios Poseidón. Para obtener la impresión de violencia, el pintor aplica fuertes escorzos. Al fondo de la escena podemos apreciar un paisaje de Toledo, y no de Troya como se creía, pues según la tradición fue fundada por dos descendientes de los troyanos: Telamón y Bruto.
La violencia y el dramatismo de la obra se consiguen a través de una luz fantasmal que ilumina el primer plano. Esta es una de las últimas obras de El Greco, quien la dejó inconclusa a su muerte en abril de 1614. Se considera que en ella colaboró Jorge Manuel, hijo del pintor.

Bibliografía[editar]

  • ÁLVAREZ LOPERA, José, El Greco, Madrid, Arlanza, 2005, Biblioteca «Descubrir el Arte», (colección «Grandes maestros»). ISBN 84-955503-44.
  • SCHOLZ-HÄNSEL, Michael, El Greco, Colonia, Taschen, 2003. ISBN 978-3-8228-3173-1.

Enlaces externos[editar]

El Laocoonte y su influencia en el Homero, del Parnaso de Rafael

El Parnaso (Rafael)

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a: navegación, búsqueda
4 Estancia del Sello (El Parnaso).jpg
El Parnaso
(Il Parnaso)
Rafael Sanzio, 1511
Pintura al fresco • Renacimiento
× 670 cm
Museos Vaticanos, Roma, Flag of the Vatican City.svg Ciudad del Vaticano
El Parnaso es un fresco del artista Rafael Sanzio. Al discípulo Giovanni da Udine se le atribuye la ejecución de las musas. Fue ejecutado en 1511. Se encuentra en la parte norte de la Sala de la Signatura (Stanza della Segnatura), una de las habitaciones que hoy en día son conocidas como las estancias de Rafael, ubicadas en el Vaticano y que forman parte de los Museos Vaticanos. Fue la tercera en pintarse, después de La disputa del Sacramento y La escuela de Atenas.
Esta alegoría del Parnaso se encuentra encima de una de las ventanas de la Sala de la Signatura. Tiene una anchura en la base de 670 cm.
La pintura muestra el mitológico Monte Parnaso, la montaña sagrada donde reside el dios Apolo y las musas de la mitología griega.
En el centro del cuadro está la fuente Hipocrene, y por encima de ella Apolo toca un instrumento estilizado: un violín o una viola de brazo, instrumento capaz para la polifonía. Parece que el rostro de Apolo es el del papa Julio II, tañedor de viola de brazo.
A su alrededor, las nueve musas, repartidas a ambos lados del dios. Al lado izquierdo de Apolo hay cuatro musas: Melpómene, Terpsícore, Polimnia y Calíope. Al lado derecho del dios están, a su vez, representadas cinco musas: Euterpe, Clío, Talía, Urania y Erato.
Rafael representa a nueve poetas de la Antigüedad y otros nueve contemporáneos. Estos literatos conversan entre sí sin atender al concierto ofrecido por Apolo. Aquí aparecen no sólo poetas de la Antigüedad clásica, sino también otros posteriores e incluso contemporáneos, como Dante, Petrarca, Ariosto y Sannazaro.
La identificación de algunos poetas es dudosa, y así como Dante y Homero están claramente representados, otros no se reconocen con facilidad. A la izquierda de Apolo estarían cuatro poetas épicos: Dante, Homero, Virgilio y Angelo Poliziano, siendo dudoso que este último sea un autorretrato de Rafael, y cuatro poetas líricos: Safo, Petrarca, Corina (poeta griega del siglo V a. C.), Alceo y Anacreonte. Algunos autores sugieren que uno de ellos puede ser Teócrito
En el lado derecho se han identificado con cierta seguridad Sannazaro, Tebaldeo, y Ludovico Ariosto. Más dudoso es el resto de las figuras. Unos identifican a Castiglione, Vittoria Colonna y Pietro Bembo, que tendría el rostro vuelto hacia Francesco Petrarca, su modelo supremo; y luego en torno a Bembo habría dos poetas desconocidos. Se les llama poetas del futuro que juzgan el pasado. De hecho este fresco se ha interpretado como un "viaje en el tiempo de la cultura" da la antigüedad conocida hacia un futuro desconocido representado por los últimos dos poetas.
Otros han identificado entre las figuras a la derecha de Apolo a Píndaro, Horacio, Ovidio, Tíbulo, Cátulo, Propercio y Boccaccio
Se cree que este fresco lo elaboró Rafael con la ayuda de Pietro Bembo. A diferencia de lo que ocurre en la escuela de Atenas, en la que sólo se reflejaba a filósofos de la Antigüedad, en el Parnaso se admiten poetas posteriores e incluso contemporáneos, ya que, a diferencia de lo que ocurre en la filosofía renacentista, la poesía de aquella misma época sí produjo obras que se consideraban comparables a las de la Antigüedad.

Galería[editar]

Referencias[editar]

  • Pijoán, J., "Rafael" (1951), Summa Artis, Antología, vol. V: La época del Renacimiento en Europa, Espasa, 2004. ISBN (obra completa) 84-670-1351-6.

Enlaces externos[editar]

Juan de Bolonia se inspiró en el Laocoonte para su grupo escultórico El rapto de las Sabinas, en la Piazza della Signoria de Florencia (1581-1583).

Juan de Bolonia

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a: navegación, búsqueda
Retrato de Giovanni Bologna, por Hendrick Goltzius.
Jean Boulogne (Douai, 1529 - Florencia 1608), conocido en Italia como Giovanni Da Bologna o más abreviadamente Giambologna y en España como Juan de Bolonia, fue un escultor francés que trabajó en la Italia de finales del Renacimiento.
Fue autor de varias de las esculturas más famosas, en mármol y bronce, sobre temática mitológica. Ocupa asimismo un puesto clave en la historia de la escultura europea, como puente entre el Renacimiento de Miguel Ángel y el Barroco de Bernini.


Biografía[editar]

La Fuente de Neptuno en Bolonia.
Juan de Bolonia nació en Douai, parte del condado de Flandes, actualmente en el noreste de Francia. Tras unos estudios tempranos de artes en Amberes con Jacques du Broeuq, se mudó a Italia en 1550, donde completó sus estudios en Roma estudiando la obra de Miguel Ángel (del que imitaría la tensión y dinamismo de sus obras) y de autores clásicos.
Tras perder un concurso para la Fuente de Neptuno de la Plaza de la Señoría de Florencia, el Papa Pío IV le compró su primera obra de importancia, una colosal estatua de bronce de Neptuno con figuras menores para la Fuente de Neptuno (con base de Tommaso Laureti, 1566) en Bolonia.
Juan de Bolonia pasó sus mejores años en la capital cultural de la época, Florencia, donde se asentó en 1553 bajo el mecenazgo de Bernardo Vecchietti. Terminó sus estudios con el análisis de las obras de Tribolo y Perino da Vinci y, gracias a la mediación de Vecchietti fue presentado en la corte de Francisco I de Médici.
Se convirtió en escultor de la corte de los Médici, que le pagaron un sueldo mensual a cambio de esculturas tanto para exposición pública como para su coleción privada, realizando numerosas esculturas a lo largos de los años hasta su muerte a la edad de 79 en la misma ciudad. Fue enterrado en una capilla que él mismo diseñó en la iglesia de Santissima Annunziata.

Estilo[editar]

Juan de Bolonia, inmerso en el Manierismo con el que finalizaba el Renacimiento, realizó un profundo estudio de la antigüedad clásica, que tomó como modelo. Se vio muy influido por Miguel Ángel y el dinamismo de su obra, aunque desarrolló su propio estilo basado en el manierismo tal vez menos emotivo, pero más refinado y elegante. Sus estatuas, como un todo, están cuidadosamente equilibradas, lo que les da ligereza y gracia. Esto no concuerda mucho con la visión de autores como Miguel Ángel que creían que la escultura debe recordar en cierta forma que es un pesado bloque de piedra extraído de la roca y modelado, pero Juan de Bolonia rompe con dicha concepción, prefiriendo desafiar los cánones y mostrar los efectos que se pueden llegar a lograr.
Juan de Bolonia ejerció una importante influencia en escultores posteriores gracias a su discípulos Adriaen de Vries y Pietro Francavilla que dejaron su taller de camino a París en 1601, o Pierre Puget que expandió su estilo por el norte de Europa, Pietro Tacca, que le sustituyó en su taller o Gian Lorenzo Bernini y Alessandro Algardi en Roma.

Obra[editar]

La mayor colección de obras suyas se encuentra en Florencia, particularmente en el Museo Bargello. Ahí se pueden observar numerosas estatuas suyas, con obras famosas como la estatua de bronce del dios Mercurio, posado sobre un pie y soportado por un céfiro, Florencia venciendo a Pisa, varias imágenes de Venus, la estatua dedicada a la Arquitectura, además de varias obras menores y modelos de otras obras famosas del autor.[1]
Otra de sus obras más destacadas es la fuente dedicada al dios Neptuno. Inicialmente diseñada para la Piazza della Signoria de Florencia, perdió el concurso frente a Bartolomeo Ammannati, siendo finalmente expuesta en Bolonia. A pesar de este revés, fue posteriormente autor de varias de las obras expuestas en la plaza florentina, como por ejemplo, la estatua ecuestre de Cosme I de Médici junto al Palacio Vecchio o el Rapto de las Sabinas (1574-82) y el Hércules y el centauro Neso (1599) en la Loggia dei Lanzi, San Lucas para la iglesia de Orsanmichele.[2]
En los Jardines de Boboli se encuentra su Venus de la gruta, aparte de fuentes y otras figuras menores. En la Villa Demidoff, una antigua mansión médici, también se puede contemplar sus Apeninos, colosal escultura en piedra representando a los montes Apeninos.
Estatua de Felipe III en Madrid.
En otras ciudades italianas se pueden observar varias obras suyas, por ejemplo, en el altar de la Catedral de Lucca, de los relieves en bronce que adornan la entrada de la Catedral de Pisa, de relieves de la Universidad de Génova o la ya citada fuente en Bolonia.
En París, el 23 de agosto de 1614, cuatro años después del asesinato del rey Enrique IV, se inauguró una estatua en honor del rey encargada por María de Médicis a Juan de Bolonia en la Isla de la Cité, cerca del Pont Neuf. La estatua fue destruida durante la Revolución francesa y no se remplazó hasta tiempos de Luis XVIII, por una obra de François Frédéric Lemot.
En Londres se conserva el grupo Sansón venciendo a los Filisteos, diseñada inicialmente para Francisco de Médici (1562). La figura de mármol, ideada para una fuente, fue entregada al Duque de Lerma, luego cedida a Carlos I, Príncipe de Gales durante las negociaciones de su boda con una infanta española y posteriormente otorgado por Jorge III del Reino Unido a Sir Thomas Worsley. Fue finalmente comprada en 1953 por el Museo Victoria y Alberto a través del Art Fund.[3]
Una versión en bronce del Hércules y Neso se halla en el Rijksmuseum de Ámsterdam.[4]
En la Plaza Mayor de Madrid se puede contemplar una estatua ecuestre de Felipe III de España, comenzada por él y acabada en 1616 por Pietro Tacca. Se ubicó inicialmente en un jardín real y fue trasladada a la plaza en 1848. El Museo del Prado, también en Madrid, posee un bajorrelieve que representa una Alegoría de Francisco de Médicis, delicado trabajo muy representativo del estilo de este artista.
En el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua, de Monforte de Lemos, se puede admirar una estatua orante del cardenal Rodrigo de Castro, otra de las pocas obras que de mano de este escultor se conservan en España.

Notas[editar]

  1. Volver arriba Obras suyas en el catálogo
  2. Volver arriba Sus originales están ahora respectivamente en la Academia y el Bargello, exhibiéndose actualmente copias en su lugar.
  3. Volver arriba Art Fund; Goldingyoun.com.
  4. Volver arriba Página del Rijksmuseum.

Bibliografía[editar]

  • Gloria Fossi, et al, "Italian Art", Florence, Giunti Gruppo Editoriale, 2000, ISBN 88-09-01771-4

Enlaces externos[editar]

El torso de Belvedere, la otra joya griega de los Museos Vaticanos

Torso del Belvedere

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a: navegación, búsqueda


El torso de Belvedere.
El torso de Belvedere es un fragmento de la estatua de un desnudo masculino firmado por el escultor ateniense Apolonio de Atenas. La estatua fue descubierta en su estado actual en el Campo de' Fiori (campo de las flores) durante el papado de Julio II (1503-1513). Se creía que se trataba de un original del siglo I a. C. pero en la actualidad se estima que se trata de una copia de una estatua más antigua, probablemente datada en el siglo II a. C.
La estatua completa representaría a esta figura humana sobre un animal, aunque a qué personaje corresponde exactamente todavía se discute: es posible que sea Hércules, Polifemo o Marsias, entre otros. La retorcida pose del torso y su extraordinariamente bien representada musculatura tuvo un gran influencia en posteriores artistas (incluidos Miguel Ángel y Rafael Sanzio) del Renacimiento, y otros artistas del Manierismo y Barroco.
En la actualidad la estatua forma parte de la colección del Museo Pío-Clementino de los Museos Vaticanos. El nombre de "Belvedere" deriva del Cortile del Belvedere (patio de Belvedere) donde la estatua fue inicialmente expuesta. El torso no debe ser confundido con el también famoso Apolo de Belvedere de la misma colección.

Véase también[editar]

Estatua de Laocoonte y sus hijos, de los Museos Vaticanos

¡Necios, no os fieis de los griegos ni siquiera cuando os traigan regalos ( Virgilio, en La Eneida )

Laocoonte y sus hijos

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a: navegación, búsqueda
Laocoonte y sus hijos
Laocoon and His Sons.jpg
AutorAgesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas
UbicaciónMuseo Pío-Clementino, Ciudad del Vaticano
MaterialMármol
Dimensiones2,40-2,45 m de altura
[editar datos en Wikidata]
Laocoonte y sus hijos es un grupo escultórico griego de datación controvertida,[1] aunque suele considerarse una obra original de principios de la era cristiana.[2] La obra es de un tamaño algo mayor al natural, de 2,45 m de altura y está ejecutada en mármol blanco.[3] Se encuentra en el Museo Pío-Clementino perteneciente a los Museos Vaticanos de Roma,[4] y junto al Torso del Belvedere es el único original griego del antiquarium.[2] Representa la muerte del sacerdote troyano Laocoonte, o Laoconte, castigado por los dioses a morir estrangulado por serpientes marinas junto a sus dos hijos. La obra fue realizada por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas, pertenecientes a la Escuela rodia.[5]


Historia[editar]

Grabado de Marco Dente mostrando la escultura tal y como fue encontrada.
Este grupo escultórico era conocido por descripciones antiguas pero se creía perdido. Fue descubierto el 14 de enero de 1506 en una viña cercana a Santa María la Mayor,[6] terreno propiedad de Felice de Fredis que se encontraba en el Esquilino romano, y que en tiempos antiguos había sido parte de la Domus Aurea de Nerón y luego del palacio del emperador Tito.[7] [8] El papa Julio II envió al arquitecto Giuliano de Sangallo, quien junto a Miguel Ángel, identificó la escultura como la descrita por el autor romano Plinio el Viejo en su obra enciclopédica Naturalis Historia.[9] [8] Plinio escribió[10] unos comentarios laudatorios sobre la obra que vio en el palacio del emperador Tito hacia el año 70:
Debe ser situada por delante de todas, no sólo del arte de la estatuaria sino también del de la pintura. Fue esculpida en un solo bloque de mármol por los excelentes artistas de Rodas Agesandro, Polidoro y Atenodoro y representa a Laocoonte, sus hijos y las serpientes admirablemente enroscadas.
Plinio el Viejo.[11]
Cuando fue descubierta le faltaban los brazos derechos de Laocoonte y de uno de sus hijos, y la mano derecha del otro hijo; también faltaban algunas partes de las serpientes. De su estado en ese momento quedan como testimonio las copias que hizo el grabador Giovanni Antonio da Brescia: un dibujo (conservado ahora en Düsseldorf, Alemania) y un grabado que contribuyó a su rápida fama.
Copia, en Mannheim, del grupo tal y como estaban representados los brazos añadidos antes de la última restauración.
Se decidió restaurar el grupo escultórico y hubo controversia sobre cómo debería haber sido el gesto del brazo que le faltaba al padre. Miguel Ángel propuso restaurar el brazo del padre en posición de flexión; el artista llegó a realizar dicho brazo, pero no llegó a ponérselo y actualmente se expone junto al grupo escultórico. Amico Aspertini también realizó un dibujo con la misma posición del brazo, y en 1525, Baccio Bandinelli realizó una copia de todo el grupo con una posición parecida para el papa León X, copia que se encuentra en la Galería de los Uffizi de Florencia. Tanto Miguel Ángel como Sangallo aconsejaron a Julio II que adquiriera la obra,[2] quien, tras unas breves negociaciones,[8] compró la obra por una gran cantidad monetaria -más de 600 ducados. En 1509, Julio II mandó trasladarla al Vaticano junto a otras dos esculturas, el Apolo de Belvedere y la Venus Felix, instalándolas en tres nichos del Patio Octogonal del Belvedere, que hoy forma parte de los Museos Vaticanos.[12] El rey Francisco I de Francia obtuvo el permiso del papa para la realización de varios moldes; para realizar la copia envió a Francesco Primaticcio, quien los hizo en 1540.[13] Estos moldes sirvieron para hacer una escultura de bronce que fue instalada en el Palacio de Fontainebleau.[14] [8]
Parodia de la escultura, donde las figuras humanas son reemplazadas por monos. Caricatura diseñada por Tiziano y grabada por Niccolò Boldrini.
Una primera restauración realizada por Bandinelli con cera, donde representó el brazo doblado, fue modificada en 1532 por Giovanni Angelo Montorsoli, que realizó la restauración en terracota y con el brazo de Laocoonte estirado. Entre los que criticaron esta restauración se encontraba Tiziano, quien realizó un dibujo en el que representaba a Laocoonte y sus hijos como si fueran tres monos.[15] Esta caricatura fue grabada por Niccolò Boldrini.
En el siglo XVIII, el escultor Agostino Cornachini volvió a restaurar la obra, cambiando el material de la restauración por mármol y aprovechó para cambiar el brazo del hijo, modificando el gesto de este, que también fue estirado. El año 1798, tras la firma del Tratado de Tolentino, el grupo fue trasladado a París por el ejército de Napoleón como parte del botín de guerra durante su campaña en Italia,[16] pero sin los elementos añadidos, y puesta en el Museo del Louvre hasta su devolución al Vaticano en 1816, cuando se le volvieron a añadir.
El año 1905, el arqueólogo Ludwig Pollack identificó el brazo original,[17] encontrándolo en una vieja tienda de Via Labicana.[8] El brazo tenía la posición flexionada como ya había avanzado Miguel Ángel; el brazo se añadió en una restauración realizada entre 1957 y 1960,[18] y dirigida por Filippo Magi, restauración en la que se retiraron todas las piezas añadidas.[8]

Datación[editar]

La expresión del rostro de Laocoonte es muy similar a la del gigante que Atenea coge por el pelo en el Altar de Zeus de Pérgamo.
La datación de la obra es controvertida: en principio se fechaba en el siglo I a. C. porque se conservaban firmas pertenecientes a ese siglo de un escultor de Rodas llamado Atenodoro, hijo de Agesandro. Pero en 1954, Gisela Richter señaló que los nombres de Atenodoro y Agesandro fueron muy corrientes en Rodas durante varias generaciones, y además apreciaba una gran similitud de la obra con un friso que representa la lucha entre dioses y gigantes del altar de Zeus de Pérgamo. Concretamente, la expresión y las características del rostro de Laocoonte son muy similares al gigante que Atenea agarra por el pelo, así como las serpientes tienen equivalentes en el mencionado altar. Por ello lo dató en el mismo periodo que éste, en el siglo II a. C.
Sin embargo también se aprecian claras diferencias con la escultura de Pérgamo: un rostro de Laocoonte más vibrante que el de los gigantes de Pérgamo, diferencias en la técnica del modelado de la cabellera y un papel poco importante de las ropas del grupo del Laoconte en comparación con el grupo de Pérgamo.
Además, se ha demostrado que, a pesar de que la mayor parte de la escultura se hizo con mármol de Rodas, uno de los bloques usados es mármol de Luni, de origen italiano; este hecho no concuerda con lo descrito por Plinio, que sólo distinguió un bloque de mármol, ni con el hecho de que este mármol no se explotó antes de la época de Augusto. Sin embargo, Tazartes señala que el grupo está hecho con mármol de Frigia.[6]
También se ha sugerido que podría ser una copia o una variante libre romana de un original helenístico en bronce de los siglos III - II a. C.,[19] [4] o de los siglos II - I a. C.,[6] o más concretamente, de un bronce realizado en Pérgamo en la segunda mitad del siglo II a. C.[2]
Vista de la gruta de Tiberio en Sperlonga.
La datación en el siglo II a. C. no puede mantenerse tras el descubrimiento producido en 1957.[20] En aquel año se encontraron varios fragmentos de otros cinco grupos escultóricos en la llamada gruta de Tiberio, en Sperlonga, en la costa sur del Lacio. Los grupos representan también temas homéricos y fueron llevados a la cueva bien por ricos ciudadanos romanos para evitar su destrucción, posiblemente a manos de los primeros cristianos,[20] o bien fueron tallados expresamente para dicha cueva, habilitada por Tiberio como sala de banquetes.[21] Uno de los grupos, que representa el tema de Ulises cegando a Polifemo lleva la firma de los tres escultores rodios mencionados por Plinio,[20] quien dejó escrito:
Atenodoro, hijo de Agesandro, y Agesandro, hijo de Peonio, y Polidoro, hijo de Polidoro, rodios, lo hicieron.
La inscripción, según la mayoría de los epigrafistas, debe pertenecer al siglo I d. C., por tanto, los autores habrían vivido en ese siglo. Tanto el grupo de Ulises como el de Laocoonte podrían haber sido hechos en ese siglo para un mecenas romano, quien podría haber sido el mismo emperador Tiberio.[20]
En el año 2005 la investigadora estadounidense Lynn Catterson realizó una conferencia donde lanzó la hipótesis de que el grupo escultórico podría ser una falsificación realizada por Miguel Ángel, basada en una serie de datos que la relacionan con él. Sin embargo, esta hipótesis parece ignorar el hallazgo de 1957 en Sperlonga de fragmentos de esculturas realizadas con una técnica similar al Laocoonte y sus hijos.[22]

Mitología[editar]

En esta vista se puede observar la mirada pidiendo ayuda del hijo mayor hacia su padre.
En los mitos griegos se relata que, durante el asedio de Troya, dos serpientes fueron enviadas por Apolo,[23] [24] Poseidón,[23] [1] o Atenea,[2] y atacaron a Laocoonte, sacerdote troyano de Apolo, y a sus dos hijos. Las versiones que relatan este episodio son numerosas y se discute si el grupo escultórico debió haberse basado en el relato de Virgilio en la Eneida, en el que morían Laocoonte y sus dos hijos, o en una versión anterior narrada en un poema perdido del ciclo troyano, la Iliupersis, donde morían Laocoonte y solo uno de los hijos. La fuente también pudo haber sido una tragedia perdida.
Laocoonte era el sacerdote del templo de Apolo Timbreo en Troya y, al igual que Casandra, advirtió a los troyanos que si dejaban entrar en la ciudad al Caballo de Troya caerían en una trampa tendida por los griegos aqueos:
¡Necios, no os fieis de los griegos ni siquiera cuando os traigan regalos!
Virgilio, Eneida
Laocoonte llegó a arrojar una lanza que se clavó en el caballo de madera, pero cuando los troyanos estaban a punto de destruir el caballo, los soldados troyanos trajeron a Sinón, quien con las mentiras ideadas por Odiseo logró convencer a Príamo de que se trataba de una imagen sagrada de Atenea. Laocoonte, para tratar de impedir que entraran el caballo en la ciudad exclamó:
Ésas son mentiras -gritó Laocoonte- y parecen inventadas por Odiseo. ¡No le creas Príamo! [...] Te ruego, señor, que me permitas sacrificar un toro a Poseidón. Cuando vuelva espero ver este caballo de madera reducido a cenizas.
Graves, Los mitos griegos
Cuando Laocoonte se disponía a sacrificar el toro a Poseidón, dos serpientes marinas, llamadas Porces y Caribea, o Curisia, o Peribea, llegaron desde Ténedos y las Calidnes;[25] salieron del mar y atacaron a los hijos mellizos de Laocoonte, llamados Atifante y Timbreo o Melanto,[25] enroscándose alrededor de sus cuerpos; Laocoonte intentó salvarlos pero sufrió la misma suerte.[21] La tradición de Virgilio muestra las serpientes como un castigo divino por haber intentado destruir el caballo. Los troyanos interpretaron el episodio como una muestra de que el caballo era un objeto sagrado y de que Sinón había dicho la verdad.[25] Virgilio, en el libro II de la Eneida, relata así el ataque de las serpientes:
Ellas, con marcha firme, se lanzan hacia Laocoonte; primero se enroscan en los tiernos cuerpos de sus dos hijos, y rasgan a dentelladas sus miserables miembros; luego arrebatan al padre que, esgrimiendo un dardo, iba en auxilio de ellos, y lo sujetan con sus enormes anillos: ya ceñidas con dos vueltas alrededor de su cuerpo, y dos veces rodeado al cuello el escamoso lomo, todavía exceden por encima sus cabezas y sus erguidas cervices. Pugna con ambas manos Laocoonte por desatar aquellos nudos, mientras chorrea de sus vendas baba y negro veneno, y al propio tiempo eleva hasta los astros espantables clamores...
Virgilio, Eneida
Hay otra versión del mito que explica que se trató de un castigo de Apolo porque Laocoonte se había casado con Antiopa y engendrado hijos, consumando el hecho ante la estatua del dios, hecho que constituía un sacrilegio, ya que había realizado voto de celibato.[26] [27] [25] Príamo pensó que la muerte de Laocoonte se trataba de un castigo por haber intentado destruir el caballo, en lugar de por haber faltado al respeto de Apolo.[25] Sin embargo, las diferentes versiones del mito llegan a contar que sólo murió uno de los hijos, o que el mismo Laocoonte llegó a salvarse. También discrepan respecto a si el episodio se produjo en el altar de Poseidón o de Apolo.[25]

Estudio de la obra[editar]

Detalle del rostro de Laocoonte, lleno de dramatismo.
La obra está enmarcada dentro de una composición de figura piramidal, y la mejor posición para su observación es la frontal; la obra representa las emociones humanas en su máxima expresión patética. Es, junto al gran altar de Zeus y Atenea de Pérgamo (180-160 a. C.), un ejemplo de la escultura escenográfica helenística de un dramatismo más extremado.[28] Desde el Renacimiento, este grupo es representativo del arte antiguo y de la corriente académica y barroca del arte helenístico.[29]
La expresión de culpabilidad y el gran dramatismo de Laocoonte, que hace contorsiones en dolorosa agonía, son estremecedores.[30] Dentro del grupo, las dos serpientes monstruosas, que se enroscan para matar de acuerdo al castigo impuesto por los dioses, forman parte de la composición visual del grupo, y con sus líneas curvas consigue la unión entre todos los personajes, hecho que ayuda a mostrar la dinámica que se desprende del grupo. Hay una voluntad de exagerar el efecto teatral de la anatomía, más acentuado que el altar de Pérgamo, y se añade el dolor moral de Laocoonte al presenciar la muerte de sus dos hijos.[31] [24]
Autores como Johann Joachim Winckelmann, Johann Wolfgang von Goethe y Gotthold Ephraim Lessing realizaron ensayos sobre el grupo escultórico.
Winckelmann, en la primera edición de su Historia del arte en la antigüedad, de 1764, analiza, entre muchas otras obras, el grupo de Laocoonte, y señala que la figura del hijo más grande tuvo que ser ejecutada por separado.
Describe a Laocoonte como un espectáculo de la naturaleza humana sometida al mayor dolor de que es capaz de soportar. Este dolor hincha sus músculos y pone en tensión sus nervios, pero en su frente se ve la serenidad de su espíritu. Su pecho se eleva para tratar de contener el dolor y a través del vientre comprimido se puede ver el movimiento de sus vísceras. Sus hijos lo miran pidiéndole ayuda y él manifiesta su ternura paternal en su mirada tierna de unos ojos que se dirigen hacia el cielo implorando ayuda de los dioses. La abertura de su boca tiene un movimiento que expresa ataraxia e indignación por la idea de un castigo inmerecido.
Lessing, en su obra de crítica estética de 1766 Laocoonte o sobre los límites en la pintura y poesía, explica que "la escultura y la pintura se hacen con figuras y colores en el espacio" y "la poesía con sonidos articulados en el tiempo".[32]
Detalle de la figura que representa al hijo menor.
Detalle que permite ver la mordedura de una de las serpientes a Laocoonte.
Detalle de la escultura del hijo mayor.
Goethe escribió su artículo Sobre Laocoonte en 1798, donde pone de manifiesto que los artistas han despojado a Laocoonte de su sacerdocio y de sus referencias mitológicas y lo han convertido en un padre normal con dos hijos amenazados por dos animales. Destaca la sensación de movimiento que produce el grupo, que parece cambiar de posición si el espectador abre y cierra los ojos alternativamente.
También elogia el momento elegido por los artistas como de interés máximo: cuando uno de los cuerpos está tan aprisionado que se ha quedado indefenso, el segundo es herido y está en condiciones de defenderse y al tercero todavía le queda la esperanza de huir.
El padre está representado en una posición en la que reacciona en el mismo instante en que es mordido en la cadera por una de las serpientes: desplaza el cuerpo hacia el lado opuesto, contrae el vientre, hincha el pecho, echa el hombro hacia delante e inclina la cabeza hacia el lado herido. Los pies están inmovilizados y los brazos en posición de lucha, ofreciendo una gran resistencia que sin embargo no parece ser efectiva. Se trata de un hombre fuerte pero que por su edad no se halla en su plenitud de fuerzas y por tanto no es muy capaz de soportar el dolor.
El hijo de menor tamaño, totalmente aprisionado, hace esfuerzos sin éxito para tratar de liberarse y aliviar su mal. El hijo de mayor tamaño apenas está levemente aprisionado por un pie y se horroriza y grita ante los movimientos de su padre. Pero él todavía tiene la oportunidad de liberarse y huir.[33]

Influencia posterior[editar]

La obra ya tuvo gran influencia en la época de su descubrimiento debido a su grado de perfección. Los artistas del Renacimiento se vieron altamente influidos. Así, Miguel Ángel se inspiró en ella para realizar varias de sus obras, como algunas de las figuras del techo de la capilla Sixtina, particularmente la postura de Amán en la pareja Ester y Amán y La Serpiente de Bronce, dos de los esclavos realizados en la tumba de Julio II, y en los esbozos de La batalla de Cascina. Juan de Bolonia se inspiró en ella para su grupo escultórico El rapto de la Sabina (1581-1583). En El Parnaso, pintura de Rafael, también se advierte la similitud con la cabeza de Laocoonte en la figura que representa a Homero.[34] Tiziano, Rubens, El Greco,[35] William Blake y Max Ernst realizaron interpretaciones del grupo escultórico.